Los colegios han sentido la necesidad de evolucionar y empezar a transformarse de dentro hacia fuera. La profesionalización del sector en materia de gestión ha tenido un crecimiento exponencial y el aprendizaje que ha habido en el camino, bien estructurado, es clave para el desarrollo futuro de las organizaciones.

Antiguamente, todos los centros estaban dirigidos por sus propietarios o por algunos docentes valientes que, tras ascender hasta el puesto, trabajaban con gran interés y mucha dedicación, y lograban buenos resultados a costa de grandes esfuerzos, curiosidad, ilusión, empeño y buen hacer, pero en algunas ocasiones faltaba la formación necesaria en herramientas que facilitaran ese trabajo. La realidad que estamos viviendo ahora es bien distinta, la sociedad actual se ha vuelto mucho más exigente, el mercado mucho más asfixiante y los centros buscan sobrevivir en momentos donde la natalidad sigue disminuyendo. Cada curso se incorporan menos alumnos a las aulas y la lucha de los colegios por ser el elegido por esas nuevas familias, es cada vez más dura. Se necesita entonces mucho más que ilusión y empeño para garantizar la supervivencia actual y la sostenibilidad futura de los centros educativos, y por eso, debemos gestionarlos de una manera diferente.

Los actuales directores de los centros más exitosos cuentan con equipos directivos más completos y profesionalizados, donde los perfiles docentes se complementan con perfiles técnicos con formación específica en sistemas de gestión. Así, les acercan a otra visión y les ayudan a definir y entender el ecosistema donde se encuentran, a atender y entender a las nuevas generaciones de alumnos, familias y empleados y aunar sus intereses, a optimizar recursos de forma responsable y a liderar el cambio metodológico necesario para asegurar que se imparte una educación acorde al perfil de salida del alumno que demanda ahora la sociedad. Y todo eso, sin dejar de ser fieles al propósito, a la cultura y a los valores de cada centro.

Dicho así suena casi imposible aunar todos estos logros, pero si aún no estamos en este camino debemos empezar a movernos. En el Colegio Ramón y Cajal, contar con una guía como el Modelo EFQM nos ha ayudado a dar todos estos pasos de una forma mucho más segura, coherente, y estructurada en torno a una planificación estratégica bien definida y con miras de futuro. La cultura del dato también se abre camino en los colegios, y la toma de decisiones en base a estos es crucial para avanzar en la dirección correcta, minimizando errores e incorporando soluciones ágiles y eficaces a los problemas detectados. Y aunque seguimos en un aprendizaje continuo del que no pensamos bajarnos, creemos que la inercia de transformación en la que estamos inmersos se debe en gran medida, al estar replanteándonos en qué podemos mejorar continuamente y en someter periódicamente a examen a toda la organización.

 En momentos como el que es tamos viviendo, los centros educativos debemos dar un paso al frente para formar a los ciudadanos y líderes del futuro para que, además de ser buenas personas, sean competentes en sus trabajos, empáticos, solidarios, curiosos, críticos y, sobre todo, felices. ¿Contamos con las herramientas necesarias en nuestros centros para ello? ¿Y con los recursos? ¿Sabemos por dónde empezar? Si al menos nos planteamos alguna de estas cuestiones, ya es un buen principio para acercarse a Sistemas de Gestión que ayuden a que tu Centro no pierda el tren de la transformación rumbo al futuro.